sábado, 16 de abril de 2016

El Denario de Bruto sobre el asesinato de César


El 15 de marzo (fecha conocida en el calendario romano como “idus de marzo”) del año 44 a.C., un grupo de conspiradores liderados por los senadores Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino asesinaron a Julio César. Lo consideraban un tirano, y decidieron deshacerse de él en un intento por restablecer la república romana.

La muerte del dictador (César había asumido este título unos años antes) no pudo, sin embargo, modificar una realidad política que hacía tiempo se había vuelto irreversible. Al vacío de poder ocasionado por el magnicidio le siguió rápidamente una guerra civil entre quienes querían hacerse cargo de la herencia política del difunto y quienes aspiraban a restablecer el poder del senado. Bruto y Casio se vieron forzados a dejar Italia, retirándose hacia las provincias orientales en busca de apoyos y recursos para combatir a Marco Antonio y Octaviano.


La muerte de César- Vincenzo Camuccini (1798)

En Oriente, tanto Bruto como Casio acuñaron gran cantidad de tipos de monedas diferentes, pues debían financiar los improvisados ejércitos que era necesario reunir a toda prisa si querían tener alguna oportunidad de éxito. A la manera habitual en la época, las acuñaciones fueron utilizadas también para hacer propaganda a favor de su causa. En una era sin medios de comunicación masivos y en la que un porcentaje muy reducido de la población podía leer, las monedas eran uno de los medios más efectivos para difundir rápidamente un mensaje.

Denario de plata 43 a.C. Anverso: Cabeza de Bruto / Leyenda: BRVT·IMP; L·PLAET·CEST. (Marcus Junius Brutus Imperator y Lucius Plaetorius Cestus, el magistrado a cargo de la acuñación)  Reverso: Pileus y puñales / Leyenda: EID·MAR (Crawford RRC 508/3)

La más famosa de las monedas entonces producidas es el denario de plata acuñado por Bruto en Grecia aludiendo directamente al asesinato de César en su reverso, cuya imagen encabeza esta entrada. El significado de los puñales allí representados es inconfundible, pero el mismo es todavía aclarado por la abreviatura EID·MAR, es decir, idus de marzo, la fecha del atentado. El pileus, incluido entre los puñales, era el gorro utilizado por los esclavos romanos al obtener su libertad, aquí simboliza, por lo tanto, la justificación del hecho: César había muerto porque ello era necesario para liberar al pueblo romano de la servidumbre política.

Algo contradictorio con este mensaje de liberación política es el hecho de que en el anverso de este denario aparezca la efigie del mismo Bruto. La representación de personas vivas en monedas era una novedad reciente en Roma, pues ese lugar era reservado habitualmente para representaciones de la divinidad. Este tipo de representación había sido utilizada en Roma por primera vez por el mismo César, y tenía claras asociaciones autocráticas. Los conjurados republicanos recurrían así como herramienta política a lo mismo que querían combatir.

Bruto era, por varias razones, el más prominente entre los conspiradores. Como descendiente de Lucio Junio Bruto -el casi mítico cónsul del año 509 a.C., quien había asesinado al último rey y fundado la república- Bruto podía presentar sus actos como el estricto cumplimiento de una tradición familiar. Por línea materna era, además, descendiente de C. Servilius Ahala, el también casi mítico magister equitum del año 439 a.C., quien asesinó a Espurio Maelio porque aspiraba a restablecer la monarquía. Durante su carrera, Bruto había hecho referencia con frecuencia a esta tradición familiar para su propaganda.


Las monedas acuñadas por Bruto y Casio tras la muerte de César tienen a libertas y a victoria como temas recurrentes. A modo de ejemplo, puede verse el denario sobre este párrafo (Crawford RRC 500/5). El anverso presenta el rostro de libertas y el reverso la jarra y el lituus, el símbolo sacerdotal de los augures, un tipo monetario que había sido acuñado por primera vez por Sila. La serie de acuñaciones de Bruto y Casio encontró un abrupto final tras su derrota en Philippi en el año 42 a.C. a manos de Octaviano (el futuro Augusto) y Marco Antonio.

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